Esta vez no voy a hablar de carreras, ni de entrenamientos, ni siquiera de nada relacionado con el deporte. Esta vez no voy a escribir de mis esfuerzos, ni de buenos momentos. Esta vez toca destapar mi corazón y sacarlo a la superficie para que se airé un poco y así quizás las heridas empiecen a cicatrizarse aunque sea un poquito.
Desde Mayo mi vida es un desastre, no hay constancia, no hay rutina, no hay ilusión, no hay ganas de seguir adelante y no encuentro motivacion en el día a día, osea que lo de correr es pura utopía, y mucho más seguir un programa de entrenamientos digno.
Siento pura envidia de vosotros, y por dentro sufro al veros y no poder seguiros, mis piernas me piden correr, pero mi corazón está saturado, roto y sin energías.
Se que puede sonar a excusas, pero los que me conoceis de verdad suguro que no dudais de mi. Soy pura energía, pero en estos momentos no puedo centrar toda esa enegía en un punto, se me dispersa en mil frentes de guerra abiertos.
Es curioso como la vida puede cambiar tanto en tan poco tiempo, y como tus perspectivas y planes de futuro se van al traste, de repente solamente tienes fuerzas para salir de la cama y hacer lo que tienes que hacer, nada más. La felicidad se convierte en una palabra de 9 letras cuyo significado ya no recuerdas.
Supongo que esto algún día cambiará, las aguas volverán a su cauce y nuevas ilusiones llegarán, hasta entonces solo quedar seguir remando por aguas desiertas.