A continuación se presentan a los atletas élite y ya abandonamos el Pabellón de la Pipa para, y tras mi insistencia, acudir al Pasta Party, la tradicional comida de pasta que ofrece MAPOMA a todos los participantes y acompañantes. No me defraudó, el ambiente fenomenal, cargado de emotividad y compañerismo, desde luego recomendable.
Ya un poco cansado por el jaleo y los paseos marchamos a casa a descansar que bien me vendrá el día siguiente. Una ducha, preparo la ropa para el día siguiente, coloco los imperdibles, me aseguro una y mil veces que todo está bien, le coloco el chip a las zapatillas y ceno unos riquísimos spaguetis para asegurarme de que el domingo tendré la reservas de glucógeno a tope. Ya estoy bastante nervioso, aunque sorprendentemente me acuesto y antes de darme cuenta ya estoy dormido como un niño pequeño en víspera de Reyes
Domingo, 26 de Marzo de 2009
La noche anterior puse el despertador a las 6:00 pero a las 5:30 ya me desperté y supe que no dormiría más, hoy no le suplicaría al despertador 5 minutos más. Desayuno todo lo fuerte que puedo, la verdad que no me costó ya que estoy acostumbrado a desayunar bien. Me visto, reviso de nuevo que esté todo y partimos para el centro de la capital de España. Aparcamos en Las Ventas, cogemos el metro, que parada tras parada se va llenando de runners madrugadores ya vestidos para la ocasión, en todos ellos se aprecia una mezcla de nerviosismo, sueño e ilusión, que seguro era la cara que tenía yo en ese momento.
Salimos a la superficie en Banco de España y ya estamos de lleno en la XXXII edición del MAPOMA, lo primero que aprecio al fondo son los globeros, que son como el esqueleto de la carrera, son las 9:30 y me preparo para la batalla, ahora tengo que atender a una última necesidad, nervioso por que el inminente inicio de la carrera me apresuro buscar el baño pero hay una cola interminable que sirve para ponerme más nervioso aún, en estas me encuentro con SATURNINO y varios miembros más del club NUNCA CORRERÁS SOLO, cambiamos impresiones y marcho en busca de un sitio para ese último "pis", al final entre dos coches. Todos se disponen ya a situarse en la linea de salida, yo como de costumbre a última hora, entre la gente avanzo poco a poco hasta que ya se hace imposible continuar, creo que entre el globo de las 4h30 y 5h00. A las 9:01 por mi reloj se da la salida, tardo unos 3 minutos en cruzar la alfombrilla roja y pongo en marcha mi crono, me relajo pensando que es una carrera más pero el ambiente es impresionante, nada parecido a las carreras que he vivido hasta ahora. Poco a poco voy cogiendo ritmo, no me cuesta mucho, y la amplitud de la vía permite correr fluidamente, estoy muy animado y tengo que echar el freno para no lanzarme, sabía que el inicio picaba para arriba pero tuve la sensación de que era llano, mis piernas iban solas. Entonces comienza a llover, y al poco rato pasa a ser chaparrón, no es muy molesto pero entonces recuerdo que lo peor que me puede pasar es que los calcetines se arruguen con el agua y salgan ampollas. Alcanzo el final de la Castellana y pasamos al lado de Santiago Bernabeu, la lluvia es ahora más fina, se me empañan las gafas y pasan a ser un estorbo.
Transcurren los kilómetros rápidamente y paso el kilómetro 10 en 49:16, deja de llover y sale un tímido sol que es recibido con alegría, la gente empieza a aparecer en las aceras y voy muy cómodo, pensando siempre que quizás demasiado. Kilómetro 20 en 45:43 (T.Tot: 1:35:00) y media maratón en 1:40:00, de repente me empieza a molestar el talón izquierdo, y rezo para que no valla a más pero no es así y si que va a más. Entre el kilómetro 20 y 30 voy más pendiente del talón que de disfrutar de la carrera. Ahora, esos momentos de disfrute quedarán en mi memoria para siempre, como esos embudos de gente animando en cada cuesta arriba, como si se tratara de una etapa pirenaica del Tour de Francia, o como cuando de entre la multitud pude apreciar los ánimos de SONIA hasta en tres puntos distintos del recorrido.
Entrando en la Casa de Campo ya no pude más, y pido a uno de los muchos voluntarios que nos asistían, que me rociara bien el talón con Reflex, funcionó y a los pocos metros sentí un gran alivio. Eso no era nada con lo que padecería en los siguientes kilómetros.
Cruzo la pancarta del kilómetro 30 en 46:19 (T.Tot: 2:21:19) y voy relativamente cómodo, me acoplo al ritmo de 2 runners y recorro la Casa de Campo y sobre el kilómetro 34 me como una barrita de carbohidratos, aunque no sintiera la necesidad ya que iba bastante bien de fuerzas. En estas y casi sin darme cuenta me alcanza un compañero que no me dejaría ya hasta la meta, aunque para ser sinceros su compañía no me era grata para nada, había oído muchas cosas de el, también había leído sobre su personal manera de acompañarte, mi nuevo compañero sin dorsal se llamaba "el muro", empezó poco a poco, notando como mis piernas se volvían cada vez más pesadas, como mis pies empezaban a doler con cada contacto con el suelo, mis brazos acalambrados y los dedos medio dormidos... Salgo de la Casa de Campo como no, en una nueva pendiente, pero es una escena espectacular, abarrotada de gente chillando, animando, llevándonos en volandas, ¡uf! me emociono al recordarlo.
Ya en pleno sufrimiento y tras continuas cuestas escucho mi nombre de nuevo, giro la cabeza a la derecha y es TECOLINHA, corre unos pasos tras de mi y me jalea, unos gramos de energía extras. Poco a poco van pasando los kilómetros y no puedo evitar iniciar la cuenta atrás, tengo los cuadriceps agarrotados, me cuesta una barbaridad mantener un ritmo digno, mi cuerpo me pide que pare, que descanse, pero no quiero, me resisto, no voy a parar, ya descansaré cuando cruce la linea de meta. Hay un punto especialmente duro, y es el giro para encarar la calle Alfonso XII, casi 90 grados a la izquierda, y cuando estaba deseando al menos ver a lo lejos el fin de la tortura, ¡sorpresa! una cuesta durísima llena de cadáveres, mis piernas no pueden, están a punto de romperse en mil pedazos pero sigo,sigo, sigo y la gente espectacular, sin duda lo mejor. Alcanzo el kilómetro 40 en 48:28 (T.Tot: 3:09:47) y no se ve pero se siente la meta, un giro a la derecha y ya está, solo hay que dejarse llevar, varias pancartas me confunden pero ya lo veo, ya tengo a unos metros mi sueño, intento entrar lo más dignamente en meta acelerando el paso pero no puedo, me conformo con llegar y disfrutar de mi momento de gloria, ese momento que tantas y tantas veces había imaginado, al fin era real, al fin soy maratoniano. Mi tiempo final fue mucho mejor del esperado, pero en ese momento no me importaba, solo era feliz por derrotar al gigante llamado maratón, y lo hice en un tiempo de 3h:21':04''.
Después de cruzar la meta me sentía débil, fatigado, emocionado... Solo deseaba encontrarme con mi familia y abrazarlos, deseaba compartir mi felicidad. A duras penas pude salir de la zona de avituallamiento, me colgué la medalla que con orgullo porté y ya pude abrazar a los mios; María, Claudia y mi prima Sara. Y en una zona más tranquila me cambié e intenté estirar mis doloridos músculos.
Gracias a toda mi familia, a mis amigos, compañeros runners y a todos los que se han interesado por esta locura y me han animado a alcanzar mi sueño, gracias a todos los que leéis mi blog y me animáis a conseguirlo, GRACIAS
AQUÍ os dejo las fotos del fin de semana.